miércoles, 30 de noviembre de 2016

El imperio final

Si es que no tengo perdón. Justo cuando me toca subir la reseña de esta pedazo de novela, voy y me retraso lo que no está escrito. Peor, bueno, aquí estoy para contaros las maravillas de El imperio final, la primera entrega de la trilogía Nacidos de la bruma de Brandon Sanderson, que ha reeditado Nova con una edición súper molona que merece muy mucho la pena.

No era la primera vez que degustaba al señor Sanderson, ya que hace un tiempo me leí El Rithmatista y me encantó, pero aún así este hombre me ha vuelto a dejar flipada y sólo puedo arrodillarme ante él y declararle pleitesía eterna. Bueno, y un poco en menor medida, he de hacerlo con Yos Paranoias que me recomendó ambos libros. ¡Gracias, Yos!

Hace años, el Lord Legislador salvó al mundo y, en el proceso, se convirtió en un dios inmortal, que ahora gobierna el mundo con mano dura desde El imperio final. Sin embargo, su mandato no es precisamente la panacea, pues la población está dividida en castas muy extremas, donde los nobles lo poseen todo y los skaa son esclavos y tratados de forma horrible.

En medio de esta situación, Kelsier regresa al Imperio final para reclutar a su antigua banda de ladrones con la intención de llevar a cabo el golpe más grande que jamás han dado: robarle el control de la ciudad al Lord Legislador para dárselo a la rebelión skaa. Kelsier, tras pasar por una experiencia traumática al ser enviado a los pozos, ha descubierto que es un alomántico, es decir, que puede controlar los metales para adquirir distintas habilidades. Pero Kelsier no es el único, ya que acaba dando con otra alomántica, Vin, una ladronzuela que no confía en nada, ni en nadie, pero que decide seguir con Kelsier y su banda para aprender a usar sus poderes, aunque poco a poco empieza a darse cuenta de lo que es la amistad.

A grandes rasgos, esa es la trama de El imperio final, donde Brandon Sanderson nos presenta una propuesta muy típica de la literatura fantástica (el héroe que debe derrocar al vil tirano), pero logra hacerla suya y hacerla bastante original.

Desde la ambientación en ese entorno urbano, un poco victoriano, con un mundo muy rico en detalles donde todo tiene sentido: la diferencia entre clases, las distintas culturas, la historia... Hasta ese planteamiento de la magia que no puede estar más trabajado, ni ser más molón. En serio, Sanderson se curra un sistema de magia que no tiene lagunas, que es completamente nuevo y que funciona a las mil maravillas. En ese sentido, no queda más que quitarse el sombrero ante él.

Bueno, en ese y en todos.

Porque sus protagonistas son absolutamente increíbles. La narración sigue los pasos de Kelsier y Vin, contándote lo que piensan y sienten, pero aún así resulta muy sencillo el ir conociendo al resto de personajes que pululan por El imperio final: Dockson, Brisa, Ham, Cubbs... Todos ellos me conquistaron desde el principio y están muy bien escritos, resultan muy humanos y reales, pero, para mí, los mejores personajes son Kelsier y Vin.

El primero porque es imposible no adorarlo, algo que viene al pelo mientras vas leyendo la novela, pues acaba siendo prácticamente venerado por lo skaa. Con su filosofía de vida, sus planes, su forma de ser... No sé, yo me enamoré de él en nada. La segunda, Vin, porque mola mucho. Que diréis, que tontería, pero si tenemos en cuenta que es una protagonista femenina independiente y arisca pues es que no queda otra que agradecerle a Sanderson que creara un personaje así. La evolución de Vin es lógica, ella es original y cae bien y, encima, hay una historia de amor muy bien planteada. Si es que no se puede pedir más.

Y, aún así, lo hay. Puesto que Brandon Sanderson habla sobre muchas cosas en su novela: formas de enfrentarse a la vida, política, religión... Todo ello salpicado de una trama que, aunque al principio es lenta, empieza a meter el turbo para darnos un final explosivo que te arrastra hasta la última palabra.

Mirad que yo me veía venir lo que iba a pasar, pero aún así a día de hoy sigo impresionada. Además, hay unos cuantos giros que no se ven venir, pero que luego tienen todo el sentido del mundo y te dejan completamente flipado cuando los lees. De hecho, el final de El imperio final es más o menos cerrado, aunque deja ciertas cuestiones que, imagino, se tratarán en las siguientes partes: El pozo de la ascensión y El héroe de las eras, que evidentemente estoy deseando leer.

Os podría contar más, pero creo que lo mejor es que empecéis a leer Nacidos de la bruma y os maravilléis. Así que os dejo con el hecho de que mola un huevo y, eso, que lo leáis, que no os arrepentiréis.

La próxima reseña estará dedicada a... Nosotros después de las doce de Laia Soler.

2 comentarios:

  1. Cómo me alegro de que te haya gustado aunque estaba convencido de que así sería. Es un libro complejo difícil de no admirar por los que somos lectores asiduos porque se nota perfectamente lo bien elaborado que está por el tito Sanderson. La segunda obra de la trilogía es la que menos suele gustar de las tres, pese a ser también muy buena, pero para mí ha sido mi parte favorita. En cierta manera cambia un poco la temática pero te ayuda a conocer más sobre el Cosmere. Te recomiendo que no dejes para muy tarde su lectura por aquello de no olvidar detalles. Del último libro no te digo nada porque vas a estar flipando lo que te queda de siglo y te darás cuenta de que no es una trilogía normal. Palabra de Yos.

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    1. En serio, este hombre es la repolla. Así, sin más, por basto que suene, xDD.

      Pues me he pedido los otros dos para Navidad, así que espero que caigan y entonces me los leeré seguidos, aunque tenga exámenes en febrero y toda la pesca, xDD.

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